sábado, 31 de mayo de 2008

Y entonces, ella se fue.

-Preferiría nunca haber nacido.

Se dijo un día Lena, una muñeca de trapo que vivía dentro de un libro de cuentos, pero lo extraño era que ella no provenía de ninguno.

Lena era timida, pero al mismo tiempo era decidida. tenia muchas debilidades, pero no se fijaba en ellas. Tenia el pelo rojo y largo echo de hilo de estambre. un lindo y sencillo vestido color crema con un liston negro que tenia en la cadera y formaba un lindo moño en la parte de atras. Estaba descalza con sus pies de tela de algodon y tenia unos ojos de boton negros muy brillantes.

Diario caminaba seria y pensativa entre los renglones de algún cuento desconocido, dormía debajo de la letra capital de algun comienzo, o se sentaba sobre el punto final de alguna tragedia a perder un poco de tiempo y pensar.

En un extraño momento de desesperación, decidió, tímidamente, empezar a buscar su verdadero cuento, su lugar de origen, su razón de ser, o por lo menos tener una pista, comenzando a buscar por el primer cuento.

En este se encontró con un maniquí, que al acercarse le comento:

Hola, me llamo Lena, y soy una muñeca perdida. Estoy confundida, No se que hacer. Eh estado en este libro mucho tiempo y aun no lo comprender que ago aquí. Trato de buscar mi vida en algún titulo de estos cuentos, o tan si quiera mi nombre en alguna línea, pero al final no encuentro nada. Por eso estoy aquí. Estoy decidida a encontrar la razón de mi existir, y si no lo encuentro, pues por lo menos estoy haciendo el intento. ¿Me puedes ayudar?

La maniquí no le pudo contestar, ya que su boca era de plástico y no la podía abrir. Pero en su lugar, la agarro de la mano y la jalo hasta el final del cuento. Ahí, la maniquí le tapo los ojos para que la muñeca no lo leyera el final y bajara justo en el punto final. Entonces la maniquí la abrazo y dejo de moverse. Lena se dio cuenta que, como era el fin del cuento, no podía avanzar más la maniquí, por lo que la niña siguió adelante, de nuevo, sola. Se quedo un momento inmóvil, pensando que, tal vez la maniquí quería estar sola, o tal vez le estaba ocultando algo. En fin, decidió entrar al otro cuento, un poco más precavida.

Al entrar, encontró a un gato, un gato con cuerpo humano y traje de astronauta, y a este le dijo:

Hola… soy Lena. Estoy perdida y no se de que cuento soy. ¿Puedes ayudarme?

A lo que el felino astronauta le contesto:

Sabría decirte de donde eres si primero yo supiera de qué planeta vengo.

Quisiera ayudarte, pero de cada cuento sólo veo el personaje principal, y no veo los escenarios, ni en que planeta estás ni con quien te enamorarás.

A lo que el felino astronauta le dijo

Lo que importa a veces no es lo que vez, si no en lo que crees. Yo no veo tus sentimientos ni tus emociones, y aun así sé que tienes corazón. A veces no se trata de ver para creer, se trata de creer para poder ver.

La muñeca, impresionada le dijo:

Aun no se si tengo corazón, ya que soy muñeca de trapo y no soy de verdad

Creeme que si no tuvieras corazón no hubiera nacido de ti el deseo de saber quien eres, de donde llegaste ni a donde iras. Aquí te dejo, mi oxigeno se esta terminando y tengo que ir a la base espacial. Te deseo de todo corazón entiendas donde es tu verdadero lugar.

La muñeca lo abrazó, lo vio con tristeza y entro a la siguiente página.

En esta encontró un muñeco de cartón, muy arreglado, bien peinado, con un peine y una barra de jabón en su mano derecha, que en cuanto vio a la muñeca le dijo

Hola extraña, bienvenida a mi memoria. ¿Te puedo ayudar en algo?

A lo que Lena le contesto:

Si, me llamo… bueno, no importa, lo que importa es que no se de cuento soy y no se que hacer. En el primer cuento no me contestó, y en el segundo no le entendí. ¿Puedes ayudarme?

Nunca es tarde para cambiar, ¿pero para que cambiar cuando no tienes a nadie a quien amar? Si pudieras decirme como enamorarme te juro estaría con tigo hasta el final de tu cuento. Pero eso es imposible, tuve la oportunidad y no supe como amar. Por más arreglado que esté ya no me es posible impresionar.

Todo lo que llega se tiene que ir. Todo lo que sube tiene que bajar. Todo es pasajero. La gente viene, la gente va. Las flores nacen y luego se marchitan. Tiempo, un amigo muy misterioso, ¿no crees? Si quieres busca en las últimas paginas, tal vez encuentres un final feliz.

Lenta no contesto, pensó por unos segundos y decidió cambiar a las ultimas paginas. Letras, letras y mas letras, y llego a la ultima pagina, descubriendo que era el ultimo cuento, y por lo tanto, no había cuento que se titulara como ella. Pero antes de dar la vuelta a buscar otra vez, descubre unas palabras al final del libro:

Y después de viajar por todos los cuentos se dio cuenta que en si, todos ellos, eran su cuento. Ella por fin entendió, y entonces, se fue.

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