viernes, 13 de febrero de 2015

Actualizando con Pascual

Yo ando bien. Hoy tuve mi segundo accidente de bici, por la alameda central. Por distraído choqué contra un tubo gigante de metal y salí volando de la bici. Afortunadamente no me pegué en la cabeza ni me pasó nada serio, sólo me duele un poco las costillas izquierdas, pero muy leve. Mi segundo pago es a finales de este mes y ya lo quiero! Quiero pintar mis paredes porque están muy sucias, y comprarme unos nuevos converse porque lo que traigo ya dan pena.

domingo, 1 de febrero de 2015

La era de Isobel

Y yo estaba muy consciente del día que era. Te levantaste temprano para terminar de hacer tus maletas, mientras yo fingía seguir durmiendo. Sigo pensando que hacía esto porque tenía la pequeña fantasía efímera que regresarías de nuevo a seguir durmiendo conmigo. Pero no llegó ese momento.
Y después de un rato, llegaste al cuarto, y dijiste "Ya me voy". Entonces me levanto de rodillas en la cama, de forma en que te puedo abrazar mientras estás parado, y sentir tu pecho. Sentir tu pecho de esa forma, por última vez. Nos dimos un largo beso, y te fuiste. Y por su puesto, yo ya no pude regresar al sueño.

Durante esos días que me quedaron en Tijuana, estuve cuidando tu casa. Que mantuviera con agua las plantas, que la llave del gas se mantuviera cerrada. Y claro, me quedaba más cerca del centro, así que lo utilizaba para estar más rato con mis amigos sin tener que gastar tiempo en transporte hacia mi casa. Además, encontraba placentero estar ahí. Aunque el placer fuera frío por las mañanas.

El último día me costó mucho cerrar tu casa por última vez. Ese mismo día era mi vuelo, viaje sencillo. Y mis padres me llevaron juntos al aeropuerto. No hablé mucho para que no notaran el nudo en mi garganta. Mi despedida con ellos fue bastante simple, abrazo, abrazo, nos vemos pronto. Una vez llegando al pasillo de espera, vuelvo a llorar. Y llorar. Y llorar.  Fue un abismo de emociones.

El día que me fui fue el día que regresaste.




Llevo un mes viviendo en la Cuidad de México. Al día me mudé al centro histórico, y a las dos semanas conseguí mi trabajo. Hace unos días regresé al gimnasio, y por fin tuve mi primer gran pago. Me supo a gloria, y lo gasté en lo que yo quise. Fue muy placentero.
Así que, digamos que me va muy bien. Llego diario al trabajo en bici, y hay café gratis. Mis compañeros son muy amables y el ambiente es muy creativo. A veces salgo, sí, pero por no cuidarme bien perdí mi celular en una de esas noches. Haciéndolo en pocas palabras, estoy haciendo lo que quiero de la forma en que quiero, y me encanta. Gasto mi tiempo en cosas que me gustan, mi trabajo es placentero y el resto del tiempo lo utilizo haciendo ejercicio, leyendo, o limpiando mi cuarto. Todo va bien. ¿Todo va bien?

Por supuesto, la consecuencia de nuestra decisión de hace unos meses. Está pasando. Te extraño, y extraño muchas cosas de nosotros. Extraño abrazarte y cuidarte. Extraño mi cuerpo estando con tu cuerpo. Y la verdad es que, he estado muy solo. Logrando las cosas que siempre quise a esta corta edad, y haciéndolo solo. Qué increíble! Lo logré! Pero...  ¿Porqué tengo tanta nostalgia y porqué tengo tantas ganas de vivir esto contigo?

La era de Isobel. Así le llamo a esta etapa. El momento de volverme a encontrar con mi aislamiento. Isolation.  Pero no hundirme en ella. No hundirme en ella. No hundirme en ella.