martes, 3 de noviembre de 2015

Mucha luz


El 1ro de noviembre fui a visitar a mi abuela. No la había visitado desde su entierro, hace más de dos años. Decidí (quizá por voluntad ajena) ir solo. Tardé un poco en encontrarla ya que el panteón Jardín es muy grande. Pero llegando, y al encontrarla, salieron las lagrimas en automático. Le lloré mucho. Le dije que la extrañaba, y le agradecí por muchas cosas. Como símbolo personal, sequé mis lágrimas con dos cuarzos, uno para cada ojo, y los dejé sobre su placa. Me sentí liberado de muchas cosas. Y de alguna forma me dio mucha fuerza. Cómo te extraño, Luz.

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