Lo que más me gusta de ti es tu sonrisa, cuando haces brillar esos dientes es una sensación parecida a la brisa de lagunas, esa ventisca me envuelve en giros y termina por meterse en mi pecho liberando gotitas de adrenalina. La deseo, ansío guardarla o embotellarla, tomarme un traguito en los días amargos, o cuando no puedo luchar más contra el mundo. Sería un remedio infalible, una agua bendita que vertiría sobre mis demonios.
ave cardenal
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