"Le dije que tenía un mes con problemas en la garganta, le enseñé mis recetas médicas, me checó la presión, la temperatura, me checó todo eso, y al final me dice que tengo una infección, y ya, me dio antibióticos, y me dijo que me relajara. Jaja. Su main point fue eso, que me relaje un chingo. Que sí, que tengo las defensas muy bajas, pero bajaron seguramente por un rush de estrés y creo que tiene razón, por que honestamente en estas semanas me he frustrado un poco. Frustrado, enojado, cansado, y mas que nada conmigo. Fue eso."
Y pues nada, recibo mis 25 años enfermo. Ese mismo día decidí subir a la montaña, viajar solo, estar solo. Llegando a la pirámide, me doy cuenta que comienza a llover un poco, y yo sudando de subir las escaleras, baja mi temperatura corporal. Bajando al pueblo me compré un frasco de miel. No sabía cuánto me iba a afectar, si ya había salido de una enfermedad, pero también sabía que mis defensas no estaban del todo bien. Aún así llegué a mi fiesta, vi a mis amigos, me divertí tomando té de anís con miel mientras ellos se emborrachaban, comí mi cheescake como a las 3 de la mañana, y me dormí a las 4. Desperté solo.
Y sigo pensando en todos los momentos que no abrazamos, que no entendimos. Hoy me da nostalgia no estar sano. Despierto y me doy cuenta que me sigue doliendo la garganta, que no puedo hablar bien. Que mucha gente me sigue diciendo que no deje las palabras sin salir, que no me quede con nada, pero es que quizá por que ya no me quedo con nada es que estoy así. Hoy le dije a John que tengo miedo de tener miedo, y que de entre todo esto, es el mismo miedo lo que más se contagia.