Yo soy el niño terremoto. O al menos así me decían. Aquel que, por más rotos que terminen sus huesos, sigue creyendo que puede con el concreto. Aquel que niega de brazos ajenos, sabiendo que por dentro el deseo lo consume. Dicen que sólo tiembla cuando la tierra necesita de estabilidad.
Mi futuro es incierto, y el tiempo no existe. Mi inconsciencia dándote más razones para que mi conflicto ante el destino se accidente en el tuyo. Para que en este desorden pueda existir un poco de equilibrio entre tus sismos y los míos.
Y el calor llegó, yo sin esperarlo. Yo sin exigirlo. Llegó así, en este brutal terremoto, para tratar de arreglar tan siquiera algo, aunque fuera en contra de mi devil voluntad. Por algo me conociste. Por algo, desde aquella noche en donde el rugido del león sonó mas fuerte, algo fue movido en mi. Algo me convenció a dejar de verme como un desastre negativo, una catastrofe destructiva. Mis engranes quieren encontrarse con el movimiento, mi polvo quiere conocer el aire.
"Y si vas a temblar, vas a temblar conmigo"